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jueves, 22 de diciembre de 2011

Detrás del ser intelectual

En la historia de la humanidad siempre ha existido el mito del ser intelectual, como aquella persona que goza de un conocimiento que los demás no poseen. En  Grecia, eran los filósofos  y en la edad Media eran los monjes y sacerdotes,  que eran respetados por ser los guardianes de la sabiduría y “la verdad”.

Ahora en día nos enfrentamos a ciertos prejuicios ideológicos, con relación al intelectual y al papel que desempeña en la sociedad; los filósofos, poetas, ensayistas, pensadores científicos sociales y todos aquellos personajes  que profesan su amor por la palabra y la escritura.

La crítica aquí  no se centra en los escritores o artistas, más bien en los estereotipos de  personajes “semidioses” considerados así  por el imaginario  colectivo. Vemos por ejemplo como ese ideal de consagración hacia el conocimiento, al estudio y así mismo, se convertido en una especie de narcisismo u obtención del conocimiento por reconocimiento más no por servicio a la comunidad.

La conceptualización de templos de conocimiento ha simbolizado claramente la separación entre élites cultas de las masas incultas, lo cual resulta paradójico, ya que  soy de las que considero que el conocimiento no debería ser excluyente.

En este sentido, cito a uno gran filosofo de la Grecia antigua quien decía “ignorar es creer que estas en un estado de llenura constante” y, es preciso al tratar de explicar el hecho de que muchos de los “intelectuales” de ahora en día se creen intocables o con sabiduría que rebaza los límites de quien los rodea.

Muchos pensaran en estos momentos y bueno que tendrá que ver el ser intelectual  con el ser político; pues a mi consideración tiene que ver y mucho, o sino juzguen ustedes a esta clase de líderes  que mencionaré a continuación:

El salvador: sujeto quien con sus propuestas políticas podrá solventar las necesidades que tiene su país. Es considerado por sus seguidores como la solución a las problemáticas, como el ser humano que todo lo sabe y todo lo puede.

El catedrático: sujeto cuyas propuestas programáticas estas enmarcadas en discursos complejos no comprensibles al oído del pueblo.

El dictador: sujeto cuya palabra es ley y quien no la obedezca es declarado enemigo público.
Y así podría mencionar muchos tipos de políticos intelectuales que son considerados seres intocables  o  divinos, que por cumplir funciones de dirección y mando, pueden pertenecer a la categoría de intelectuales.  ¿Acaso  una ama de casa no puede ser intelectual?  o sólo pueden ser intelectuales  aquellos personajes que, por estar lejos de la vida mundana, teorizan entre “pares” o para sus adentros…

El conocimiento no es de uso exclusivo de los intelectuales, es la excusa para crear espacios de reflexión y dialogo entre los que poseen ciertos saberes y los actores sociales.  El difundir conocimiento implica también el nutrirse de otras experiencias, de tener la capacidad de desaprender, de sorprenderse  y al mismo tiempo de promover un dialogo con la ciencia  y la filosofía.

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