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lunes, 11 de abril de 2011

El teatro en la nueva granada


Si nos devolvemos unos años hacia tras, nos podemos dar cuenta que el teatro inicio  en los albores de la humanidad. En su instinto esta el imitar como mecanismo de defensa, como manifestación de admiración, como juego, cómo recreación, como parte de un ritual mágico que el la historia apaciguaba el poder de la naturaleza, o triunfaba bajo la fuerza criminal al cual se sobreponía para sobrevivir o para demostrar la fuerza del hombre sobre la fuerza bruta- que para el caso no hay mucha diferencia-.

Desde sus inicios, el teatro está ligado a las fuerzas mágicas, éste se ha valido de la danza, el canto, la música y la palabra para tratar de percibir y comprender el universo. 

El teatro siempre ha sido una de las más importantes manifestaciones del hombre y este ha sufrido transformaciones técnicas, sociales y estéticas.

En la época precolombina el teatro reflejaba las fiestas y rituales de la época, los españoles eran incapaces de consideras estos comportamientos como a –culturales, eran muestras folclóricas menos importantes que las propias.

Esas puestas en escena no podían llamarse teatralización, ya que estás no lograban expresar  conflictos o situaciones dramáticas, si sacralizaban las contradicciones internas de la ideología y el mito.

Ya tiempo después, el teatro comenzó a tener presencia de actores y presencia del espectador.
La creciente actividad teatral en España influyo en el hecho de que en el Nuevo Reino de Granada apareciaran una serie de  espectáculos precursores del lustro literario del siglo de oro, farras, comedias, bojiganangas y entremetes que influyeron en toda la urémica española.

El teatro seguía adaptando elementos indígenas y africanos, manifestados en bailes, bodas y entierros; así como en las diversas festividades religiosas, que eran realizadas bajo un presupuesto precario.
Ya en el siglo de las luces se comienza a construir edificios enfocados en ser teatros. En ese tiempo las historias eran representaciones de amor y calor, alegorías entre el cielo y la tierra, el agua y el fuego y el poder de los terrenales.

Ya en el siglo XVll, el teatro se propuso destacar  lo fútil de la vanidad humana ante la certeza ineludible de la muerte, y los actores pasaban a ser guerreros que debían soportar las penurias de los conquistadores, para convertirse en ilustres clérigos.

En el teatro había influencia pagana, cristiana, condiciones geográficas, sociales y culturales. También se detiene en los conflictos íntimos, religiosos, políticos, que padecen los primeros dramaturgos en Colombia.

El choque ante culturas, la autóctona y la cristiana, los intereses económicos, la influencia cristiana en diferentes ámbitos de la vida, el ejercicio de las profesiones, los tropiezos del mismo, las luchas por el poder, las voces.  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando hablas de la génesis del teatro y dices que en el instinto de éste está imitar como mecanismo de defensa y lo igualas con el deseo de recreación, juego, admiración y ser parte de un ritual mágico, te estás contradiciendo. El teatro surgió con el proyecto de polis, cuando el peso de la justicia recae en manos del hombre y es cercenada dicha facultad a los dioses. Así pues, surge el teatro, como bien dices, como mecanismo de defensa; representar un rol es la única forma posible de sobrevivir en la polis, como le tocó a Odiseo al regresar a su Ítaca disfrazado de mendigo. Socialmente esto representa un cambio radical, pues ya no podían matar en nombre de los dioses, las leyes recaían en el hombre y los dioses no podían ser reprendidos más allá de los mitos. De tal forma, los dioses también comienzan a representar roles para mantenerse vigentes en la nueva sociedad, caso Dionisos quien dejó de ser el dios de la locura y los excesos para mutar en el símbolo de la sobriedad (el vino de la cena). Y de todo esto tan bonito, surge la polisemia, debido a que puede haber una cosa y su representación; al igual que la banalización de la crueldad, pues el drama ocurre en la escenificación, o como decimos ahora cuando vemos las noticias: eso pasa allá y no acá; así se purifica la culpa, o bien, se exorciza la responsabilidad (para no ser tan cristianos, ya que aún no se había instalado el concepto de individuo con voluntad y, por ende, culpa).

Coincido en que el teatro es una de las manifestaciones más importantes del hombre. Es más, creo que es la más relevante, somos personajes de la sociedad. Somos el rol que nos conviene de acuerdo al momento.

El resto del artículo son datos históricos sin referencia. Sólo atino a decir que leí una obra muy importante en la aurora del teatro colombiano, sí, postcolonial. Se trata de “las convulsiones”, un sainete de Luis Vargas Tejada. El sainete es un drama corto, que toma sus principios de la comedia del arte, un entremés alargado.

Un saludo.