yoringger

viernes, 4 de noviembre de 2011

El complejo de su virtud



Empezar por una historia que contar, tal vez, no haya, mi vida es tan monótona y aburrida que a veces pienso en superar a las viejas de los gatos. Tengo treinta y cuatro años y, sólo veo en la puerta de mi casa, las grandes oportunidades que nunca tuve. 

Ahora, no es de pensar que no tengo una carrera, o no estoy estudiando. Porque  no es así. Sientes que hay momentos de explosión, que se van y no vuelven, simplemente lo añoras, sentado en un computador, mientras ver una maldita película de romance o simplemente te dedicas a creerte el ser más intelectual.

Ahora estoy por darles toda la razón a aquellos, filósofos de tienda que decían “no hay nada mejor que el sexo”, claro lo vergonzante en este caso, es que tal vez termine por desesperarme y terminar con la primera idiota  que se cruce en mi camino.

Muchos se preguntaran en estos momentos, ¿si soy una mujer o un hombre?. Pero , dejemos la intriga, digamos que como los seres de luz, soy simplemente asexual.
Anoche tuve uno de esos sueños que llaman mojados, sólo pensaba en meter el dedo lentamente por el relieve de aquellas zonas montañosas, a las que muy pocos se atreven a explorar. Mis labios mojados, sienten el calor del éxtasis cuando me acerco a su punto, ese punto que hace volar, si somos dos, eso se olvida.
Sentimientos utópicos se apoderan de mi mente, perversión y oscuridad son los apellidos, de la noche que llega.
La otra tarde, simplemente me deje llevar por sus sobras, y tras la pista de esos ojos, vi como se fluía de mi un liquido, simplemente miraba los infantes mientras que tras las rendijas de los vehículo veía rastro de expresiones de lo que pensaría al verte.
Horas de pensamiento desgastado, tras un simple gesto inexistente de saludo, un saludo que sólo existió en mi mente, por no decir que en mis recuerdos. Dentro del mi cuerpo algo se removió; pero al momento comprendí que estepario no tiene derecho a revelarse contra su destino de soledad.

Esa mezcla perfecta entre perversión, morbo, ternura y timidez, es la intriga que me tiene con ataduras. Pensar en esos besos cálidos, cortantes y profundos, me han hecho pensar en la posibilidad de aquel fantasma que aparece y desaparece, porque no simplemente ¡Me matas!, ¡quiero que me mates ya!
Desde bebé, siempre me preguntaba por eso que me motivaba a existir. Primero el no creer en el amor, era una de mis metas, luego caer en el era mi ilusión, ilusión que simplemente debe existir para ser destruida y volver al punto de inicio, ser fuerte y no creer.

En la obra de teatro de anoche, quise ser esa fiera atractiva, entre inteligente y entre vacía, con el cigarro en sus labios, su vestido rojo hasta los muslos, su escote suplicaba que le rompiera, mientras que con las puntas de su piel, él o ella le introducían su miembro tan candente y tan frio. El caso es que no quedó esquirlas de ropa alguna, solo trozos de trajes costosos, gotas rojas de sangre que manchaban lo poco que quedaba en sus dientes.

Ya han pasado tres días, después que vi sus ojos y ellos no han dejado de mirarme. No se que odio más si su ignorancia o si impotencia romper lo que hay en mí. A veces suele ser tan tonto esa timidez fingida, que no existe sino en si inconsciente.

Que si le doy hora feliz, claro que si, cada mañana. Me preocupa que me este cansado de las misma posición, el mismo rincón, la misma hora y el mismo temor a la evidencia de ser atrapado en el acto.

Si, sólo matara lo que me impulsa a parar, sin tan sólo no hubiera otra forma de respirar su aliento, sus labios, su porno, sus fluidos. Me desespero por saber si dolerá o aun mas dolerá la decepción de saber que tan sólo fue un momento de ilusión, de estupidez. 

De repente, simplemente morí y ahora he vuelto a nacer

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